Economía. Estudio nos ubica entre los de cuatro peor rendimiento dentro de los miembros de ese selecto grupo económico mundial.
Fue en 2010 cuando nuestro país entró al selecto grupo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), civilidad que ese año se ampliaba en Sudamérica. Y aunque esa instancia le seguía a Latinoamérica a la incorporación de México en 1994, y desde ese ingreso, los cambios en los 37 integrantes de este organismo de cooperación internacional fundado en 1961 son frecuentes.
Pero en esas relaciones hay algunos puntos en los que no se puede estar en paz, y uno de ellos es que en Chile hay que trabajar un 62,5% más horas para obtener un salario mediano que en la OCDE, observando que para alcanzar la brecha de productividad, se mantienen imposibles 3.173 horas de trabajo al año para alcanzar ese ingreso medio.
En Chile, son 1.963 horas anuales de trabajo promedio, pero en 2022, se está muy por debajo de la media de la OCDE (1.749 horas) y sobre países como Dinamarca, donde son 1.400 horas anuales las que permiten alcanzar ingresos mucho mayores que en suelo nacional. En los demás países de la OCDE, el tiempo libre es más bajo, con un índice de 12,49 que lo encabezan los Países Bajos, con una de las jornadas laborales más bajas. En este mismo registro, con superávit, están Costa Rica (7,80), México (7,33), Colombia (6,09), Islandia (2,83) y Chile (-2,05), todos como parte de la región que suma países de ingresos similares y proporciones ajustadas de calidad de vida y bienestar.
Pero si bien nos encontramos, como hemos sido testigos en términos de ocupación laboral y bienestar, en cuanto a tiempo libre Chile está en una de las peores posiciones en cuanto a horas de trabajo efectivas en este registro.
Independientemente de cuánto se gana, el problema es transversal
Carlos Henríquez, director comercial de la empresa de recursos humanos SOS Group, dijo al hacer el estudio de Cvapp, que “efectivamente el tiempo libre es un bien escaso en Chile, independientemente del nivel de sueldo que perciba una persona. Tanto si es un empleado como si es un gerente o emprendedor, las personas aquí deben pasar muchas más horas en el país habituándose a trabajos en los que ocupa mucho tiempo en su desplazamiento entre su hogar y el trabajo. Al final, la calidad de vida de un trabajador que gasta más horas en trasladarse, es baja, y los empleadores deberán reconocer que más que asegurar un tiempo libre de calidad, es fundamental para poder aplicar ciertas leyes con políticas efectivas”.
Henríquez agrega que en el contexto de tiempo laboral que vive Chile, «este es un indicador importante que sigue marcando que, aunque se abran oportunidades para puestos laborales más productivos, como es el caso de empresas que tienen buenos resultados con menor tiempo de trabajo en otros países, aquí se sigue teniendo una tendencia a trabajar más de lo necesario, a expensas de la calidad de vida».
En tanto, Amanda Augustine, experta en desarrollo del talento en Cvapp.cl, sostuvo que para mejorar la situación laboral chilena “será fundamental hacer más flexible la aplicación de la Ley de las 40 horas, así como observar que los salarios no suben en términos reales, cuando en el mismo contexto en otros países de la OCDE sí lo hacen, por lo que resulta ineficiente plantearse una reducción en la jornada sin que aumenten los ingresos de manera directa”.
Además, es esencial para aumentar la eficiencia del trabajo en Chile que haya nuevas políticas que fomenten una mejor productividad. “Uno de los puntos más relevantes es que si no tenemos la posibilidad de observar correctamente la situación laboral, habrá una desventaja y pérdida en cuanto a la competitividad global en términos de salarios y empleabilidad efectiva”.
Henríquez finaliza: “En el caso de Chile, este es un problema que lleva varios años, y por ello sigue marcando la diferencia con otros países de la OCDE, lo que obliga a los trabajadores a dedicar más horas para alcanzar ingresos comparables. Aunque en otras partes el salario es mayor, la realidad es que esta diferencia crea una situación no equitativa”.
Entre los desafíos más importantes de esta década, el sistema educativo y el fomento a la productividad se vislumbran como caminos clave para mejorar la calidad de vida de los trabajadores chilenos y reducir las horas excesivas de trabajo.